Efectivo y pagos digitales: por qué la convivencia sigue siendo clave

Buenos Aires 13 de noviembre de 2025.- La digitalización avanza con fuerza en todo el mundo. Pagos electrónicos, billeteras virtuales y plataformas inteligentes transformaron la forma en que comercios y consumidores operan a diario. Argentina sigue esa tendencia: según datos del Banco Central, en 2024 los pagos electrónicos crecieron 45% interanual, superando las 28,3 transacciones promedio mensuales por adulto.

En este escenario de transformación acelerada, el papel del efectivo vuelve a cobrar relevancia. En las últimas semanas resurgieron iniciativas orientadas a desincentivar su uso; sin embargo, más allá de las distintas posturas, resulta importante recordar que el dinero en efectivo sigue cumpliendo un rol esencial en la economía. A pesar de los avances digitales, continúa siendo un medio de pago accesible, confiable e inclusivo para millones de personas y un componente clave del sistema financiero.

El valor del efectivo también radica en su utilidad, porque permite operar cuando la tecnología falla, garantiza continuidad en momentos de interrupciones de internet o caída de plataformas, y es el medio de pago más accesible para quienes no cuentan con conectividad, cuentas bancarias o dispositivos. Esa combinación de disponibilidad inmediata y universalidad explica por qué sigue siendo relevante incluso en economías altamente digitalizadas.

“Los episodios recientes de fallas en servidores globales, interrupciones de servicios financieros digitales o cortes de energía mostraron que el riesgo es real. Cuando las plataformas se caen, el efectivo es el único medio que permite que la actividad cotidiana continúe. Comercios, servicios esenciales y consumidores pueden seguir operando sin depender de infraestructura tecnológica”, comentó Martín Matos, Director General LATAM Atlántico.

A esto se suma un aspecto que merece atención, y es la inclusión. Una parte importante de la población, como los adultos mayores, los sectores con menor acceso al sistema financiero o con baja bancarización y quienes viven en zonas rurales, todavía depende del efectivo como medio principal de pago. En estos casos, restringir o encarecer su uso podría convertirse en una barrera de acceso más que en una medida económica.

“Revalorizar el efectivo no implica frenar la innovación ni desconocer los beneficios de la digitalización. El futuro financiero será digital, pero la estabilidad requiere diversificar, no reemplazar. Medios coexistiendo y no compitiendo entre sí  generan un sistema más seguro, más inclusivo y mejor preparado para cualquier contingencia”, finalizó Martín.

En ese equilibrio entre lo físico y lo digital, el efectivo sigue siendo un componente silencioso pero indispensable para sostener la actividad económica, proteger la continuidad operativa y evitar que las brechas tecnológicas se conviertan en brechas sociales.